jueves, 7 de febrero de 2013

Si te da placer, ¿qué tan difícil te es admitir que bajas la mano y te haces feliz?


La masturbación, esa palabra que una vez pronunciada dibuja en el rostro del receptor un gesto de sorpresa, y a unos un poco más religiosos, una mueca de horror. Un tema más censurado que los crímenes de las calles, calificado incorrectamente de aberración sexual.

Debemos romper esos tabúes que a nadie hacen daño, la masturbación es de práctica sana, le son atribuidas características analgésicas y relajantes del sistema nervioso, se obtiene como resultado casi el mismo placer que al tener sexo, pero con menos riesgos.

Tú! querido lector, admites que aunque sea por curiosidad lo has hecho? ... ¡Claro que sí! Para los menos arriesgados a confesar, busquen en ese recóndito espacio dentro de la conciencia –si es que la tienen- y descubrirán la afirmación en la respuesta.

Cobarde aquel hombre que no desea reconocer que con ayuda de imágenes, de recuerdos o reconstrucciones de hechos que tal vez nunca acontecerán, toma su miembro en una o ambas manos con una hábil destreza y un movimiento ágil acariciándolo hasta que este explota otorgándole el premio de satisfacción.
Era natural cuando por aquellos días que los hombres descubrieron semejante regocijo encontraran la mínima posibilidad en el día para aprovechar y recrearse con esta práctica casi hasta desmayar. Ahora, más creciditos “no necesitan de eso” y dejan de admitirlo, pero ustedes saben y yo sé, de vez en cuando lo que les gusta hacer.




Por otro lado, ¿las mujeres se autocomplacen? Tantos años rompiendo el prototipo femenino de la mujer casta y sumisa, reconozcan pues mujeres, que también les gusta el placer.
Es sano decir que conoces tu sexo, es parte de tu cuerpo ¿sabes? ¿Qué pasa si en las noches calurosas se deslizan tus dedos allí? Aunque suene a fiel feminista, ya sabemos que podemos realizar muchas acciones sin ayuda de los hombres, porque no puede ser esta una que te beneficie, si conoces tu cuerpo podrás guiar más fácilmente a tu amante en un próximo encuentro sexual; Y las que no tienen una pareja gozarán de la independencia de ese placer.

Mujer no temas, experimenta con saludable curiosidad el viaje que emprende desde los montes de tu vientre hacia abajo, busca con la mano, si algo más se te ocurre entonces hazlo sin ella y encuentra la cueva que espera a ser descubierta, te recomiendo que para abrir su puerta pases por ese pequeño montículo móvil y firme, acarícialo serenamente o rápidamente –según tu gusto-, y te ayudará a liberar el flujo retozante que todo lo facilitará.




El tacto digital que haces a tu sexo es el resultado tangible de las autocomplacencias de tus deseos, y si complaces a otros, será también justo que  hagas esas cosas por ti. No sigas con resignación la opinión de otros, no hay ley que prohíba disfrutar de tus deseos y si te da placer, ¿que tan difícil te es admitir que bajas la mano y te haces feliz?




Escrito por:
Diana Cárdenas Hernández

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